¿Qué es el Láser CO₂ Fraccionado?
El láser de CO₂ tiene una longitud de onda de 10.600 nm, que pertenece al espectro infrarrojo, tiene una capacidad de absorción moderada alta por el agua. Este haz de láser se dirige al agua intra y extracelular. Cuando esta energía es absorbida por los tejidos que contienen agua, se vaporiza la superficie de la piel. Dependiendo de la temperatura sobre la que exponga al tejido se conseguirán distintos efectos. Si la temperatura se sitúa en menos de 50 °C, se llama foto termo estimulación, y se favorece la colagenogénesis. Por el contrario, cuando aumentamos la temperatura del láser por encima de 60º-80 °C, hablamos de foto termólisis selectiva, que conlleva destrucción de los tejidos, y la coagulación de estos. Por encima de 80º-100 °c, se da la ablación de los tejidos. Actualmente, el láser de CO₂ más utilizado es el de tipo fraccional.
El LÁSER CO₂ FRACCIONAL no elimina completamente toda la superficie de la piel, sino que eliminan solo un porcentaje de superficie epidérmica, dejando tejido sin tratar. Esta es la gran ventaja de los láseres fraccionados con respecto a los antiguos, pues los láseres previamente conocidos producían ablaciones en todo el tejido tratar, tenían un tiempo de recuperación más largo, y mayor riesgo de complicaciones. Gracias al uso fraccionado del láser, los efectos secundarios son prácticamente nulos, y se ha acortado drásticamente el tiempo de recuperación (Palacios et al., 2019).
El láser de CO₂ fraccionado se empezó a aplicar en el campo de la dermatología en la época de los años 2000, en los rejuvenecimientos faciales, ofreciendo muy buenos resultados. En dermatología se usan láser de CO₂, o de erbio, ER: YAG (yttrium, aluminium, granate), cada uno de ellos alcanza una profundidad distinta, por lo que dependiendo del área a tratar habrá indicación de uno u otro. El láser de CO₂, alcanza una profundidad de 20 a 60 μm, mientras que el de Erbio se queda en 3 a 5 μm. También se usan láseres de holmio en urología, para realizar resecciones de la próstata en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata (Verma, 2020). En la ginecología su uso se está enfocando en tres principales áreas. La primera de ellas es en el área quirúrgica. En esta área se emplea el láser no fraccionado, focalizando el haz de luz para seccionar, o vaporizar el tejido al mismo tiempo que se coagula. Se utiliza principalmente para favorecer la eliminación del tejido y el recambio tisular. Un ejemplo de este proceso es el empleo del láser en la eliminación de determinados condilomas (Peñalver Gaspar & SEGO, 2022). Otra área en la que se usa el láser de CO₂ en la ginecología es la estética, aquí se emplea el llamado resurfacing, o remodelado. Para conseguir los efectos deseados, se usa el láser fraccionado de CO₂, que produce ablaciones y coagulaciones en secciones de la epidermis y porciones variables de la dermis, consiguiendo el remodelado de las capas y favoreciendo la regeneración tisular con capas de mejor calidad (Peñalver Gaspar & SEGO, 2022).